Si la artrosis es más importante pero el paciente es joven, y cumple unos requisitos, poca deformidad, buen estado del cuello y la cabeza del fémur, y no es mujer en edad fértil (las partículas metálicas que podrían derivarse del implante no lo aconsejan), la protesis de recubrimiento o resurfacing es una opción en la que se reseca menos hueso y se obtienen buenos resultados en dichos casos bien indicados.
En la mayoría de los pacientes con artrosis severa y generalizada de la cadera la solución es la implantación de una prótesis total. Las prótesis de cadera habitualmente constan de un componente femoral, llamado vástago, una cabeza en su extremo, y un componente acetabular o cotilo en la pelvis. El polietileno es una pieza de un plástico especializado que se situa entre el cotilo y la cabeza. Lo que ha evolucionado enormemente en los últimos años es el diseño de las prótesis y los materiales con los que se fabrican. Además de las aleaciones metálicas de cromo-cobalto, existen prótesis de titanio, y cabeza femorales de cerámica. Dependiendo del caso y de la preferencia del cirujano, se escogen vástagos modulares o no, cementados o no, más largos o más cortos, etc… Además se puede elegir el tamaño y material de las cabezas.
Los resultados son muy buenos en la gran mayoría de los pacientes. El dolor y la función mejoran significativamente de forma casi inmediata. El paciente permanece en el hospital aproximadamente una semana. En ocasiones es necesario realizar transfusión sanguínea por el sangrado de la operación. Las muletas se retiran aproximadamente en un mes.
Aún así el reto es conseguir mejores diseños que favorezcan una mayor duración de la prótesis y que puedan ser revisados en el futuro en caso de desgaste o aflojamiento de algún componente. El desarrollo de los instrumentales ayuda a una mejor técnica quirúrgica para optimizar igualmente los resultados.