Cirugía Ortopédica y Traumatología Deportiva

Bienvenidos a una web que abarca todos los aspectos relacionados con mi práctica profesional como médico, cirujano ortopédico y traumatólogo. En esta especialidad tratamos las enfermedades y patologías del aparato locomotor, ya sean huesos y articulaciones, como tendones y músculos. Vemos fracturas, luxaciones, esguinces, lesiones y deformidades en diferentes regiones del cuerpo.

Desde estas páginas presento mi currículum profesional y mis centros de trabajo, así como artículos propios. Gran parte del contenido está dedicado a las lesiones deportivas. Mi experiencia personal en el mundo del atletismo, deporte que sigo practicando, me ha facilitado entender mejor estas dolencias y a quienes las padecen.

No es una página científica, ni pretende dar formación a otros compañeros; está dirigida a aquellos que deseen saber más acerca de la cirugía ortopédica, la traumatología y la medicina deportiva.

Retrato del doctor David López Capapé

Fractura de estrés del escafoides tarsiano

El hueso escafoides o navicular (forma de barco) se ubica en el mediopie, entre la cabeza del astrágalo y las tres cuñas. Tiene una prominente tuberosidad medial donde se inserta el tendón tibial posterior. Es un hueso que ocupa el centro del arco plantar longitudinal.

Fractura completa de escafoides del pie izquierdoRadiografías de fractura completa de escafoides del pie izquierdo en atleta que requirió tratamiento quirúrgico.

Las fuerzas de carga se transmiten desde los dedos del pie y los metatarsianos a las cuñas y de éstas al escafoides y al astrágalo. La articulación astragaloescafoidea tiene movilidad en todos los planos del espacio, y su movimiento combinado con la articulación subastragalina es fundamental para la inversión y la eversión del pie.

Las fracturas por estrés de este hueso se describieron inicialmente en galgos de carreras. No fue hasta los años ochenta cuando empezaron a publicarse casos en corredores y otros deportistas.

La fractura se produce habitualmente lentamente, dando síntomas leves que no impiden continuar con la actividad. El paciente acaba la sesión con dolor en tobillo y pie, sin traumatismos reconocidos, incluso con cojera, pero tras un breve periodo de descanso retoma la actividad. Es habitual no pensar en una lesión ósea y pensar que se trata de una tendinitis. Los deportistas son tratados muchas veces por el fisioterapeuta antes de llegar al diagnóstico.

Se han visto casos en muchos deportes, como tenis, fútbol y baloncesto. En nuestra experiencia en atletas es una lesión muy típica de corredores de mediofondo, que combinan entrenamientos de velocidad con grandes volúmenes de kilometraje.

Si no detectamos pronto la lesión, la sobrecarga del hueso progresa hacia una línea de fractura, habitualmente localizada en la unión entre los dos tercios mediales y el tercio lateral del hueso, justo en el centro del empeine. La dirección es longitudinal y se extiende plantarmente, hasta hacerse en algunos casos una fractura completa y desplazada.

El diagnóstico con radiografía simple es difícil salvo en estos casos referidos de fractura completa. Ante los primeros síntomas, si hay sospecha debemos solicitar una gammagrafía ósea o una resonancia magnética, que evidenciarán la reacción osteoblástica secundaria a la lesión.

El TAC también puede ayudar a definir exactamente la gravedad de la lesión una vez diagnosticada, de modo que el tratamiento puede depender mucho del momento en que detectamos dicha lesión.

Así en fases iniciales con radiografía normal, y diagnóstico con gammagrafía o resonancia, sin línea clara de fractura, el cese de la actividad deportiva podría ser suficiente, aunque en casi todos los casos será preferible la inmovilización con yeso o Walker durante 6 semanas.

Si la resonancia o el TAC demuestran una línea de fractura la inmovilización y la descarga son obligadas, durante 6-8 semanas.

Las fracturas completas en nuestra opinión deben someterse a tratamiento quirúrgico, debido a que permiten la reducción del desplazamiento que presenten por pequeño que sea, aumentando las posibilidades de consolidación, y permitiendo la movilidad más precoz, aspecto fundamental en un deportista. La operación se puede hacer de forma percutánea, colocando un tornillo de compresión en el escafoides bajo control radiológico.

El pronóstico es bueno en los pacientes diagnosticados de forma rápida, en los que el tratamiento no se ha demorado en el tiempo.

En casos de lesiones de larga evolución en las que no se han indicado los tratamientos más convenientes las posibilidades de presentarse una pseudoartrosis o no unión del hueso son altas. Para solventar esta complicación ya no bastaría con la operación percutánea, siendo recomendado la apertura y limpieza del foco de fractura y el aporte de injerto de hueso, además de la síntesis con el tornillo.

La mayoría de los deportistas afectados recuperan su nivel deportivo tras unos meses de recuperación progresiva tras la fase de inmovilización y descarga, pero esto es así desde que se aborda la lesión de forma agresiva dado que es una fractura de estrés de alto riesgo.

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